El Museo Del Pulque Y Las Pulquerías (MUPYP), recibió el pasado viernes 29 de agosto a LaCalleMata y a LIPERMANÍA, quienes ofrecieron un concierto íntimamente poderoso, fusionando diversos géneros musicales como el folk, hard rock, funk, psicodelia, rock, punk rock y con tintes de sonidos prehispánicos, un mestizaje sonoro que pudo romper moldes y conectar con públicos diversos.
La noche arrancó con LIPERMANÍA, filo crudo del hard rock que no teme cruzar fronteras musicales. Su propuesta navega entre el folk visceral, el groove hipnótico del funk y los delirios de la psicodelia.
Una banda que no se encasilla, se desborda. Su música es un ritual eléctrico donde la introspección del folk se funde con el ritmo contagioso del funk, y la psicodelia se derrama sobre riffs que cortan como navajas.
Después llegó el turno de LaCalleMata, un cruce de caminos nacido en el asfalto de la gran Tenochtitlan, con un sonido que palpita la sabiduría ancestral con la rabia del rock, fusionando lo ceremonial con lo callejero.
Con una vibra poderosa, El Cadillac y Pablo subieron al escenario del MUPYP acompañados por Liat en el bajo, elevando aún más la poderosa energía de LaCalleMata. Juntos se fijaron una sola meta: entregarse al público con la música como lenguaje, como pulso de la tierra y del barrio.
Este concierto fue más que una presentación: fue una ceremonia urbana donde el riff eléctrico de Pablo se convirtió en ofrenda, el beat de Cadillac en tambor de ritual, y el bajo profundo de Liat retumbó como eco subterráneo, haciendo vibrar los corazones presentes.
La atmósfera fue densa y cargada de narrativa sonora. En sus canciones, LaCalleMata evoca deidades como Tlaltecuhtli, entre historias de amor, dolor y resistencia. Cada tema se convierte en un acto de memoria, una invocación que sacude desde lo profundo al cora.
